Todas las parejas tienen problemas, es la forma de resolverlos lo que hace la diferencia entre una relación exitosa y una que no lo es. ¿Cómo te suena esa frase?, ¿te hace sentido? Piensa en qué pasaría si aprendieras a mirar los problemas como información acerca de tu vida en pareja, la cual te ayuda a medir como un termómetro cuáles son las áreas en las que hay que mejorar, cuáles hay que sanar y cuales representan lo mejor de ustedes.
Los problemas en la pareja suelen presentarse en la mayoría de los casos por un profundo desconocimiento que tenemos sobre nosotros mismos y por una continua necesidad de depositar en nuestra pareja las expectativas de amor que hemos creado a lo largo de nuestra vida. Imagínate que para una persona sentirse amado implica abrazar fuertemente y que lo abracen mucho, esta persona necesita del contacto físico y de la cercanía; si este individuo se busca una pareja cuyo significado de amor no sea el contacto físico sino mantener económicamente el hogar, es muy probable que se cree un conflicto de comunicación en relación a lo que esperan el uno del otro, lo cual, si no se trabaja, puede desencadenar en toda una interpretación sobre la incapacidad del otro para amar y comprender, cuando en realidad uno ama como puede, como sabe y como aprendió.
Este ejemplo es solo uno de los temas más sencillos por los cuales las parejas llegan a terapia, lo cierto es que existen una serie de situaciones que ponen en riesgo su estabilidad y que con ayuda y compromiso se pueden solucionar, entre los principales problemas podemos encontrar:
- Codependencia
- Infidelidad
- Celos e inseguridad
- Control
- Violencia
- Manejo de emociones
- Falta de comunicación
- Problemas sexuales
¿Se pueden resolver estas problemáticas?, la respuesta es sí, siempre y cuando se actúe desde la responsabilidad, el amor y el compromiso. A continuación enumero algunas sugerencias que siempre realizo a las parejas que acuden a mi consultorio y que considero que debemos aprender a llevar a cabo en nuestra cotidianidad:
1- No esperes que el otro cambie: la mayoría de las parejas que acuden a terapia lo hacen con la idea de que ahí van a lograr que su pareja al fin se dé cuenta de todos sus errores y cambie, sin que ellos tengan qué hacer mucho. El error consiste aquí en que el único poder de cambio lo poseemos nosotros mismos, podemos informarle a nuestra pareja sobre lo que nos hace bien y no, pero no podemos hacer que cambie.
2- Aprende a identificar tus emociones y a comunicarlas asertivamente: cuando las emociones no se identifican y expresan en el momento adecuado, se van guardando como energía acumulada en el cuerpo y la mente, de manera tal que cuando salen suelen hacerlo en forma de grandes reclamos, dramas o hasta con violencia. Por ello, es mejor decir lo que nos sucede y pedir lo que necesitamos de nuestra pareja a tiempo.
3- Recuerda qué fue lo que te unió a esa pareja: cuando llevamos años con una persona solemos obviar sus cualidades, hemos convivido tanto con esa persona que dejamos de lado aquello que en un inicio fue importante para unirnos a ella. En las relaciones de pareja es fundamental recordar día con día esas cualidades y señalarlas. ¿Te imaginas cómo sería para tu pareja que cada día le reconozcas alguna de sus mayores cualidades?
Melissa Díaz,
Psicoterapia individual y de pareja.
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