La tristeza es una emoción básica en los seres humanos y tiene una función positiva: nos permite ir hacia nuestro interior y aislarnos del entorno para asimilar una situación dolorosa como una pérdida, un trauma, una separación. Sentirla se vuelve necesario para comprender lo sucedido y continuar nuestra vida de manera normal. Sin embargo, cuando esta tristeza se vuelve tan profunda y dolorosa, puede desencadenar en una depresión en donde además de las sensaciones de desconsuelo y dolor, también hay agobio y una profunda falta de esperanza con respecto al futuro. A la par, estas vivencias pueden acompañarse de falta de apetito, pérdida del interés por las actividades cotidianas, cansancio y hastío.
Es necesario saber que si estos síntomas permanecen por más de dos semanas es fundamental la ayuda de un profesional, ya que incluso puede haber cambios en la química cerebral los cuales requieren atención adecuada.
La depresión tiene solución, algunas de las líneas de acción para tratarla son las siguientes:
- Ayudar a la persona a identificar los patrones de pensamiento negativos que sostienen la depresión.
- Acompañar a la persona a recuperar el placer por la vida y principalmente la esperanza sobre su futuro.
- Promover la atención en el aquí y el ahora, ya que generalmente la depresión tiene qué ver con sucesos del pasado o pensamientos desesperanzadores sobre el futuro.
- Recordar que los problemas que han generado esta situación son pasajeros y recuperar la capacidad de acción para resolverlos.
Melissa Díaz,
Psicoterapia y Danzaterapia.
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